Cultura de colaboración

 Estos días llama la atención que en algunas grandes ciudades los vecinos, pala en ristre, intentan quitar la nieve de sus portales; incluso, responsables políticos hacen llamamientos para que la ciudadanía colabore en estas tareas para evitar el congelamiento de las calles que sumaría mayores complicaciones a las ya causadas por Filomena.

A los que venimos de la cultura rural nos llama la atención que estas noticias sean noticia, y es que lo que en los pueblos era una cultura colaborativa habitual se ha ido perdiendo a base individualidades urbanas, por un lado y de ese dejar determinadas tareas para que provea una especie de providencia nada divina en la que hemos convertido a las administraciones que nos avisan de que en invierno hace frío y nos vienen a buscar si no nos hemos enterado y nos ha dado por irnos a tirar bolas de nieve a Navacerrada, por ejemplo.

Los de pueblo sabemos que cada uno limpia su trozo de calle, como todavía sigue sucediendo en muchos sitios y que (aunque ya fuera en otros tiempos) las obras públicas de hace unos años se hacían mediante vecinales, que no es otra cosa que aportar el trabajo personal al proyecto.

Las riadas se intentaban contener reforzando la mota entre con la ayuda de todos y, en zonas donde las nieves llegan con casi tanta intensidad como lo ha hecho Filomena, no es raro que los vecinos, con la maquinaria agrícola disponible, dejen el paso libre, bajen a un infartado hasta la ambulancia o suban a la maestra desde donde ha tenido que dejar el coche hasta la escuela del pueblo.

Esto días, en muchos pueblos, han sido los agricultores o las pequeñas empresas de construcción, por ejemplo, quienes han tirado sal con las abonadoras, han limpiado calles con maquinaria o a mano, han dejado limpios los patios de los centros... Y lo han hecho porque sí, porque hay que hacerlo, sin sonreír a la foto en el caso de que se haya hecho.


Vecinos de Ariño limpiando las calles

Es, precisamente, esa cultura de colaboración y no el individualismo, la que construye sociedades fuertes y el conocimiento ya olvidado de lo que puede hacer la naturaleza


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