Resiliencia para un futuro incierto que solo podrá construirse con su cimiento


La FUNDEU ha elegido confinamieto como palabra del año 2020 entre una selección de una docena de palabras finalistas, a saber:

  • coronavirus
  • infodemia
  • resiliencia
  • COVID-19
  • teletrabajo
  • conspiranoia
  • (un) tiktok
  • estatuafobia
  • pandemia
  • sanitarios
  • vacuna
Es un hecho que confinamiento es la palabra que ha definido parte de nuestra vida en 2020 y que, con mayor o menor grado y (o a falta de) voluntarismo responsable, seguirá lamentablemente presente en buena parte del recién estrenado 2021. Sin embargo, no es la palabra que yo hubiera elegido de entre las propuestas porque no me aporta nada más que hechos consumados que ni podrán revertirse ni proporcionan más aprendizaje que el vivenciado personalmente ni más emoción que las negativas: miedo, ansiedad, confusión, disgusto, dolor, enfado, horror, tristeza...

Casi por las mismas razones, además de resultar dos trágicas obviedades descartaría coronavirus y COVID-19, aunque entre ambas maneras de llamar a este horror que estamos viviendo sumen más de ocho mil millones de entradas en Google.

También desecharía (un) tiktok por intrascendente, que no están los tiempos para fenómenos sociales frívolos, aunque reconozco que habrá quien se haya marcado un suelto viral en esa red para superar las penurias de las tres anteriores.

La estatuafobia, que se extendió durante las protestas contra la discriminación racial, no me parece suficientemente significativa y, en muchas ocasiones, ha sido propagada y perpetrada por gentes ignorantes que han aprovechado la reivindicación justa para manifestar, además de su incultura, el odio que decían combatir.

Descartadas las que en ningún caso hubiese votado en el inverosímil supuesto de pertenecer al selecto grupo de votantes, voy con las que sí forman parte de mis favoritas.

Pandemia (un voto), aunque solo sea por habernos enseñado etimología, aprender que el prefijo pan- nos lleva al concepto de totalidad y el sufijo -demia al de enfermedad. Con esos condimentos me permito componer el palabro pansociodemia, que habla de lo que pudimos hacer y no hicimos, ni seguimos intentando, para salir mejor librados de esto en una colectividad dañada por la enfermedad de la insolidaridad penosa de los actos cotidianos.

Infodemia (dos votos) como fenómeno no solo preocupante sino capaz de transformar el mundo, por exceso, por defecto, por credulidad, por incredulidad y por cientos de miles de malas fe (o fes) interesadas. La información es poder, la desinformación, también. Basta poner a un malvado listo al frente de miles de crédulos desinformados y tendremos miles de malvados ciegos.

Conspiranoia (tres votos) como aberración de la infodemia. Las teorías conspiranóicas van desde el chip de la vacuna, defendido por Miguel Bosé o el dueño de la Universidad Católica de Murcia y se extienden hasta el negacionismo nazi, el terraplanismo o el creacionismo frente al evolucionismo. Cada uno tenemos la nuestra, nos aferramos a nuestros bulos (que en español se dice bulo y no fake) más por interés que por conciencia, pese a que nuestra conciencia acabe maniatada al interés (mañana expondré la mía, aviso).

Teletrabajo (cuatro votos), que ha sido el gran descubrimiento tanto de los que sabíamos que era posible como de los que lo ignoraban y hasta de quienes lo denostaban. Teletrabajar es un presente real y un futuro cierto en el que tendremos que inmergirnos, y será para bien, pese a la presencialidad deseable, pero no siempre posible (y pese a todas las demás especulaciones que lo imposibilitan).

Sanitarios y sanitarias (cinco votos, o hasta diez millones), esa gente que nos importa una mierda hasta el momento en el que les encomendamos nuestra vida, imposible, a veces. Tengo familia, amistades y conocidos en el ramo que han hecho lo imposible por salvar la estupidez. Sanitarias, sanitarios, sanidad deberían ser las palabras el siglo, no del año, pese a que haya quien se empeñara en ningunearlas y sigan en el empeño.

Vacuna, (seis votos) mi sueño es que sea la palabra elegida en 2021

Resiliencia (todos los votos) es una palabra que ni los presidentes del gobierno saben pronunciar, pero es la que nos queda: resistir a la adversidad. Es tan rara que si bien la RAE admite la cualidad, no acepta la acción. Y resilir (así, en cursiva) es tan importante que tendría que estar en todos los manuales escolares, junto a palabras tan felices como felicidad, tan justas como justicia, tan probables como muerte y tan alegres como alegría. Resiliencia para un futuro incierto que solo podrá construirse con su cimiento.

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