Los panes y las tortas

Hacer un pan como unas tortas o como unas hostias, que depende de la mala leche con la que se dice, significa hacer algo con manifiesto desacierto o mal resultado. Pues bien, en esas andan Ppablo Ppasado y sus alegres seguidores:

Resulta que una familia de Canet exige y consigue de los tribunales que su hijo reciba el 25% de sus clases en castellano; está en su derecho y así se le ha reconocido. Resulta también que algunos desalmados han iniciado una campaña de acoso a la familia que ha sido rechazada por las propias familias del centro en cuestión, por la oposición y hasta por el gobierno. Hasta aquí todo (salvo la actuación de los odiadores profesionales hacia la familia), todo normal.

Pero claro, la derecha no podía desaprovechar esta cuestión para poner el grito en el cielo: que si el gobierno no protege al niño, que si los profesores no dejan ir al baño a los niños que no hablan catalán, que si hay que dar el 25% de las clases en castellano, y eso obligatoriamente... ¡Qué poco conocimiento hay que tener para hacer una cuestión de enfrentamiento político un hecho particular!, tanto que por ahí andan también Vox y hasta la falange.



Después de tanto tiempo de normalització lingüística (en mi primer año de maestro, en Baleares, ya estaba vigente y lo viví sin mayores traumas), entrar como elefantes en cacharrería en este asunto me parece, no solo temerario, sino también fuera de todo sentido práctico.

El peligro que tienen estas campañas es que consiguen hacer un pan como unas hostias. De tanto pedir el cupo del 25% de las clases en castellano, van a conseguirlo y eso supone que se pase del 30%, el 40% y hasta más del 50% de las clases en castellano (me consta que es así) a un 25% estricto. Eso suele pasar cuando se quieren crear problemas donde no los hay (un caso individual, ni siquiera una treintena de casos individuales constituyen un problema general).

¿Cuál va a ser el siguiente paso? Sugiero que el 25% de la numeración matemática deje de ser árabe (1, 2, 3...) para convertirla en castellana (uno, dos, tres...) o que el 25% de los símbolos dejen de ser griegos (π, φ, Σ... Que representan el número pi, el número aúreo o el sumatorio) se representen por sus similares castellanas. Incluso que el 25% de las clases de inglés se impartan en castellano...

Qué pena que las lenguas no sirvan para unir y entenderse y que prefiramos las lenguas viperinas de doble filo a las que construyen relaciones.




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