Cuestión de pelotas y pelotitas

El deporte estos días es cuestión de pelotas y pelotillas. En Arabia Saudí  se disputa la supercopa de España y es que las pelotas y los peloteros españoles se han vendido al dinero saudí para jugar allí ese torneo estrafalario que se llama supercopa de España y que debería enfrentar al campeón de la liga española y al de la copa del reino de España, pero que ha acabado siendo un torneo a cuatro que compiten en el reino saudita hasta el año 2029 (por lo menos).

Como el deporte tiene sus valores, se han ido a montar la contienda, previo pago de su importe, a un país cuyo cumplimiento de los derechos humanos no tiene desperdicio como puede comprobarse en el informe de Amnistía Internacional, por ejemplo.

Los futbolistas, modelo de valores cono ninguno, callan y otorgan (algunos hasta se declaran partidarios), nada que ver con la actitud de Anna Muzychuk, por ejemplo, claro que ella no juega con las pelotas sino con la coherencia.


Otro que se cree con derecho a todo por darle a una pelotita es Djokovic. Que este personaje se crea por encima, incluso, de la soberanía de un país es demencial y solo merece la repulsa del público en cualquier cancha del mundo en la que pretenda jugar, pero claro habrá muchos que lo tomen como modelo, y lo es, de esa parte de la sociedad egoísta que nos ha tocado en (mala) suerte.



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